El período de traspasos en la Superliga China
llega a su fin y pareciera que la llegada de tantas estrellas al gigante
asiático fuera producto de una necesidad de atención mediática. Pero la verdad
es que todos estos movimientos obedecen a un plan para convertir esta nación en
una potencia futbolística y al fútbol en un elemento de riqueza y desarrollo
del país.
El presidente chino Xi Jinping es un amante del
fútbol. Con su liderazgo y algunas legislaciones como la reforma del currículo
escolar y la elaboración de un proyecto social, se incluyó el balompié en la
formación de los niños chinos. La construcción de canchas en las principales
ciudades del país y sobretodo la inyección de un capital inmenso, que incluye
1300 millones de dólares por derechos de televisión de las temporadas entre
2016 y 2020. Pretende convertir a China en un gigante del fútbol mundial.
A estos planes dentro del país hay que sumarle
proyectos como el del grupo Dalian Wanda en coordinación con el ministerio de
deportes y el Villarreal. El proyecto pretende el desarrollo y mejora de los
jóvenes talentos chinos. Estos son enviados a España a formarse en la cantera
del submarino amarillo. Jóvenes entre los 13 y 15 años de todo el país son
patrocinados por este grupo para vivir y desarrollarse futbolísticamente en
territorio español.
El nuevo plan también propone la llegada de
nuevos inversores a los equipos de la Superliga. Cada equipo es propiedad de
una empresa y dependiendo del fondo de su bolsillo, también es la calidad de
los refuerzos que llegan. El actual campeón el Guangzhou Evergrande le debe su
nombre y su éxito, ser campeón en las últimas 5 temporadas, a la inmobiliaria
Evergrande Real State y a la inversión del gigante de las ventas por internet
Alibaba. Así mismo el Hebei China Fortune FC pertenece a otro gigante que se
dedica a los negocios inmobiliarios. Y el Jiangsu Suning es propiedad de una
empresa de electrodomésticos.
Durante este mercado la liga China rompió dos
veces en tres días el record en el valor de sus transferencias. Primero Jackson
Martínez llegaba al Guangzhou Evergrande por 42 millones de Euros pero en menos
de 72 horas el brasileño Alex Teixeira
se convertía en nuevo jugador del Jiangsu Suning que pagaba 50 millones
por el hombre del Shakhtar Donetsk. Días antes, otros jugadores de nombre a
nivel internacional desembarcaban en el gigante asiático: Fredy Guarín,
Gervinho, Lavezzi, Mbia, Ramires, Elkeson y otros más se aventuraban a vivir en
un país completamente diferente en todo sentido.
Llegar a la Liga China no significa estar cerca
del retiro para un futbolista, cada vez llegan jugadores más jóvenes al fútbol
chino. La contratación de extranjeros también ha ido evolucionando y
contrariamente a lo que se pueda pensar las regulaciones son claras: El arquero
no podrá ser extranjero. Hay cuatro cupos para foráneos y se podrá llenar una
quinta plaza pero solo con jugadores asiáticos. Dentro del terreno de juego
sólo podrán coincidir 4 de los extranjeros de un equipo lo que asegura 7 plazas
para jugadores locales.
En un país de casi 1400 millones de habitantes un espectáculo como el
fútbol tiene su éxito prácticamente asegurado. Aunque hay muchos interrogantes
que comienzan a recorrer el mundo del balón con respecto a esta nueva temporada
de la Superliga que comienza el 4 de marzo. Queda claro que el apoyo
institucional está asegurado. El presidente Xi Jinping así lo quiere. La
industria privada ha comprendido el impacto comercial que mueve este deporte.
Entonces, quizás estemos siendo testigos de la verdadera revolución del fútbol.
De la verdadera transformación del futbol. El contexto ya está listo.
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