Es
increíble pensar que a pesar de coronarse en la Liga y la Copa del Rey la
temporada anterior. El año del Barcelona, el primero de Valverde al frente del
timón culé, ha tenido y tiene más críticas que alabanzas. Y es que así es la
excelencia y cuando has rozado la perfección te acostumbras a ganar.
Y
es lo único que le sirve al Barcelona: volver a ganar. Para eso tendrá
nuevamente a la dupla más letal en LaLiga, Lionel Messi y Luis Suárez y a su
lado un hombre que ya la temporada anterior mostró pinceladas de su calidad y
su capacidad frente a la portería contraria.
A
pesar de mantener su bloque el Barcelona ha sumado más talento a su gruesa
plantilla. Arthur Melo aterrizó desde Brasil, desde que llegó lo han adjetivado
con el adn blaugrana y se espera mucho de él en la ciudad condal. El brasileño
tiene como misión igualar su fútbol a dos de las estrellas de brillo más
reciente en Barcelona: Xavi Hernández y Andrés Iniesta.
También
brasileño, pero ya con recorrido europeo arribó Malcom para preocupar a
Dembelé, un fichaje que todavía despierta dudas en la prensa que cubre al
equipo culé.
Y
aunque pareciera la zona mejor cubierta en el Barcelona, el chileno Arturo
Vidal llegó para buscar un sitio en el once titular y por encima de todo ganar.
Desde su primera rueda de prensa así lo ha manifestado el mediocentro chileno.
Para
reforzar la retaguardia, del Sevilla, desembarcó Clement Lenglet un jugador fichado
pensando en el futuro y que ya cuenta con experiencia y sabe el trasegar de
LaLiga.
Así
se presenta el campeón defensor con la única meta de volver a ganar LaLiga,
pero con el otro ojo apuntando a una competición que se la ha vuelto arisca,
una competencia que se ha ido a dormir a las vitrinas de su máximo rival los últimos
tres años: La Champions League.
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