América de Cali nació como el equipo del pueblo. En un populoso barrio de la sultana del Valle. Siempre fue un conjunto de media tabla hacia abajo que “jugaba como nunca y perdía como siempre” pero a partir de “Aquel 19 de diciembre de 1979”, cuando el América ganó su primera estrella. Su rumbo cambio. A la institución conocida como “la mechita” por su humildad y extrema debilidad, entraron personajes llenos de dinero de dudosa procedencia y lo convirtieron en un equipo poderoso con un poder adquisitivo ilimitado. No solo de buenos jugadores sino de muchas otras cosas mas…
Por los diablos rojos desfilaron durante dos décadas los mejores jugadores del fútbol Suramericano y colombiano. Por sus filas pasaron nombres como: Juan Manuel Battaglia, Ricardo Gareca, Roberto Cabañas, Julio Cesar Uribe, Cesar Cueto, Guillermo Larrosa, Willington Ortiz, Hernán Darío Herrera, Julio Cesar Falcioni y muchos más. La crema y nata del futbol del continente.
Para nadie es un secreto que eso se logró con dineros mal habidos, dineros sucios que necesitaban al equipo como herramienta de blanqueo y negocio para sus mecenas. Pero el chorro se cortó, el dinero no volvió a entrar, los padrinos fueron encarcelados y la institución comenzó a vivir problemas de índole económico, social y deportivo. Fue incluido en la lista Clinton lo que le impide, hace 12 años, tener cuentas corrientes, negocios o cualquier actividad comercial que implique intercambios comerciales.
América vive con un respirador artificial puesto. Actualmente le debe 12 quincenas a sus jugadores, sus deudas suman mas de 30 millones de dólares y la única salida es democratizar al equipo para disolver la sociedad actual y comenzar a conseguir nuevos socios que aporten y refloten al equipo. Hay mucho mas detrás de todo eso, incluso hay quien sostiene que para poder salvar este enfermo hace falta desaparecerlo del todo y crear un nuevo club.
Nuevo América Futbol Club pretende llamarse la nueva institución, para llegar a eso casi un milagro debe suceder y si sucede, la pregunta es: ¿Serán los logros deportivos del antiguo club asumidos por la nueva corporación? ¿Seguirá el equipo bordando 12 estrellas en su escudo? O ¿será que simplemente comenzara de cero a escribir una nueva historia? Ya pronto lo sabremos lo cierto es que del poder, lo grandes jugadores y las celebraciones, hoy: No queda nada.
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