A cuatro días del comienzo de la Copa Mundial ya sólo se respira ambiente futbolero en Johannesburgo, ciudad que albergará el partido inaugural entre Suráfrica y México, la verdad es que habría que ir mas allá y decir que es el mismo ambiente que se respira en todo el país, y que me atrevería a extender a todo un continente que por primera vez verá rodar el balón de la Copa Mundo en sus canchas.
El continente negro esta de fiesta así como el mundo entero, serán 31 días en el que el orbe hablará el mismo idioma, 31 días para disfrutar, para sufrir, para gozar y para llorar. 31 días de historias, de mil colores unidos en una sola bandera. La bandera del fútbol, la bandera de la deporte, la bandera de la paz.
Todos estamos listos y ansiosos, los surafricanos quieren mostrarle al mundo la otra cara de un país que por muchos años oprimió a sus propios habitantes, un país que fue injusto en su momento pero que ahora de la mano de un solo hombre, Nelson Mandela, ha sabido salir del abismo de la violencia y convertirse en un modelo para el mundo. Un modelo de perdón y de unificación, donde los blancos se olvidaron de creerse superiores solo por el color de la piel y donde los negros se olvidaron de la venganza y aprendieron a perdonar a sus opresores.
Un país que aprendió a compartir, que entendió que la vida es una sola y que no vale la pena gastársela en guerras injustas y mal habidas. Un país que dentro de cuatro días estará sentado observando el regalo más espectacular que puedan haber recibido después del fin del apartheid: El Mundial de Fútbol.
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